¿QUÉ ES la carnosidad o pterigión?
El pterigión (también conocido como carnosidad, pterigium, uña o palmera en el ojo) consiste en un crecimiento anormal de tejido con forma triangular que se extiende desde la conjuntiva (membrana transparente que cubre la esclerótica, la parte blanca del ojo) hasta la córnea (superficie anterior y transparente del ojo), puede causar dolor, molestias, enrojecimiento y disminución de la visión si no se trata. Una carnosidad es causada por la exposición prolongada al sol, y las personas que pasan mucho tiempo al aire libre están más expuestas.
El pterigión se manifiesta como una especie de “tela” blanquecina en el borde interno y/o externo de la córnea. Su tamaño es variable, según el caso. Hay que realizar una cirugía para poder extirparlo y este no vuelva a crecer.
La técnica para esta cirugía debe ser realizada por un experto de lo contrario el paciente tiene mayor posibilidad de que aparezca nuevamente la carnosidad, lo que se conoce como Pterigión Recidivante el cual requirirá nuevas cirugías mas prologadas y dolorosas.
¿Cuáles son los síntomas?
sensación de objeto extraño
¿CÓmo se realiza el diagnóstico?
pasos para una cirugía exitosa
Se realiza la cirugía con el objetivo de extirpar la parte afectada de la conjuntiva y sustituirla por un tejido sano de la misma conjuntiva del paciente (autoinjerto conjuntival), procedimiento que debe realizarse con mucho cuidado para eliminar por completo el Pterigión, así como la aplicación del medicamento llamado Mitomicina C en el área afectada para evitar que pueda volver a reproducirse.
No existe tratamiento a base de medicamentos que puedan eliminarlo, por eso en caso de que crezca y afecte a la visión será necesario realizar la cirugía.
Durante la cirugía, que se realiza con anestesia local, retiramos bien el Pterigión en toda la parte que está invadiendo la córnea, y en la parte de la conjuntiva limpiando bien todo el tejido fibroso que se ha ido formando con el paso de los años, dejando la zona lo más limpia posible. Toda esta zona se va a recubrir con un injerto, que se toma del mismo ojo, de la conjuntiva, normalmente del cuadrante temporal superior, debajo del párpado superior. Con unas tijeras se recorta un tejido, de aproximadamente 1 cm de lado, dependiendo del tamaño necesario, y se coloca en zona donde hemos quitado el pterigion.
Una vez terminada la cirugía se coloca una pomada antibiótica, y un apósito, así como un vendaje compresivo, para tener el injerto en posición que normalmente ya suele estar bien fijado con la fibrina, durante unas 24 o 48 h hasta que se consiga una buena cicatrización. En el postoperatorio puede estar el ojo rojo unos días o se pueden experimentar unas molestias. El paciente requiere de un tratamiento a base de corticoides, antibióticos y una abundante lubricación tópica con pomadas, geles y lágrimas artificiales para que el injerto vaya prendiendo y vaya uniéndose a los tejidos de alrededor.